martes, 7 de enero de 2020

Ser muy mayor para trabajar y muy joven para jubilarse: ¡Pero quién me va a contratar con la edad que tengo!”


Autor: Carmen Manzanal Gómez. Orientadora Laboral en Oviedo (F.A.CC.)

La frase no es mía, es de una luchadora ante la que no me cabe más que quitarme el sombrero, y que más adelante os contaré quien es. Como orientadores laborales nos encontramos en nuestro día a día con múltiples situaciones, algunas duras, otras menos, pero todas humanas. Con ello contamos y para eso estamos, para ofrecer apoyo, guía, información, etc . Somos un recurso y lo sabemos. Pero tal vez sí hay una situación ante la que nos vemos un poco desarmados: las personas mayores de 50 años que buscan empleo. Vienen a nosotros tras una vida laboral llena de experiencias, con un bagaje enorme, ante el que no puedo menos que asombrarme: cuanto talento en un trozo de papel! (que la mayoría de las veces no cabe en un folio). Trayectorias impecables, personas superformadas, que han asumido responsabilidades, que han dirigido equipos y formado a nuevos empleados, que han cosechado logros para sus empresas, que después de perder sus empleos han seguido buscando trabajo, formándose, están ahí, al otro lado de la mesa.

Y lo cierto es que en un primer momento no sabes muy bien que hacer. Como ellos y ellas nos dicen “¡ pero quién me va a contratar con la edad que tengo!”

Son muchas las voces autorizadas que en los últimos años están alertando sobre esta realidad. Lo vemos día a día, entre las personas de nuestro entorno más cercano. Los EREs siempre afectan a mayores de 45, las empresas son reacias a contratar a desempleados senior. Este fenómeno tiene un nombre, se llama edadismo, y es la discriminación por razones de edad. Fue Robert Butler, psiquiatra estadounidense, quien definió el concepto allá por 1969, para referirse a la discriminación de las personas por ser mayores. Desde entonces el fenómeno ha ido 'in crescendo' extendiéndose a todos los ámbitos de la sociedad, como una epidemia a la que atajar desde la Empresa, las administraciones y los propios interesados.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el edadismo golpea a los que van cumpliendo años, aunque "los trabajadores mayores no necesariamente sean menos saludables, educados, capacitados o productivos que sus colegas más jóvenes". 
Según un informe de Infoempleo y Adecco un parado de más de 45 años tarda de media más de dos años en encontrar un puesto. También revela que más de la mitad de los desempleados (51,4%) considera que no encuentra trabajo a causa a su edad.  Por otro lado, Juan Carlos Delriu, economista y director de estrategia y análisis de la Asociación Española de Banca (AEB), citando datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, asegura que en España, "el 42% de los parados mayores de 50 años sufre discriminación laboral por razones de edad, el mismo porcentaje que sufren las mujeres, en general, cuando se enfrentan al mercado de trabajo español".

El sociólogo José Ignacio Casas, coautor del libro 'Recuperando el Talento invisible', lo confirma y habla de una "realidad" en la "que la mayoría de las empresas y las consultoras de personal en España descartan de antemano a las personas por encima de esa edad en sus procesos de selección."   
Entre las causas, diversos autores apuntan a los prejuicios que han calado en el mundo empresarial, pero que sin embargo, no tienen evidencia científica, y paso a enumerar algunos de ellos: considerar que tener una persona mayor de 50 años supone un coste mayor para la empresa, o que tienen más dificultad para adaptarse a los cambios tecnológicos, que les falta flexibilidad para reconvertirse profesionalmente, o que formarles es menos útil porque su vida laboral es más corta. Es lo que Javier M. Cavanna llama la cultura cortoplacista de las empresas. Según este autor, se ha prescindido de trabajadores altamente cualificados para abordar crisis coyunturales sin prever las consecuencias futuras que para las empresas tiene esa pérdida de capital intelectual.

El mercado de trabajo también tiene su parte. Según Casas, las ofertas de trabajo y la precariedad no ayudan. En muchos casos sólo personas jóvenes que inician su vida laboral y sin responsabilidades familiares pueden “permitirse” aceptar muchos de los empleos.
Y la pregunta que me hago y se hace mucha gente es: ¿nos podemos permitir desperdiciar el talento de, se estima, más de un millón de personas que atesoran experiencia, conocimiento, compromiso y ganas de seguir creciendo?
Según Plus4 hace tres años apenas se hablaba de discriminación por edad ni de todo el talento senior que se estaba desperdiciando. Pero parece que algo está cambiando en nuestro mercado laboral. Según Randstad, 2017 fue el año de la serie histórica en el que más contratos indefinidos han firmado mayores de 45 años. Sin embargo, lo cierto es que este tema sigue siendo marginal en la agenda de las empresas.

La siguiente pregunta es: ¿y qué hacer?

Juan Carlos Delriu no cree que el problema del #edadismo se resuelva con leyes o restricciones en la edad de jubilación (como propone la OCDE), sino que en la solución tendrán que participar todos los implicados: Trabajadores, Empresas y administraciones, pero, sobre todo, se necesita "un cambio de mentalidad". Considera que la solución no va a venir de una dimensión, sino de la unión de fuerzas en una dirección.

Las empresas deben alinear su conciencia en sus prácticas. Y ya empieza a haber experiencias en este sentido. La Fundación Compromiso y Transparencia recoge en su informe Carrera y talento senior la situación en las empresas del IBEX 35. Falta mucho por hacer, pero se visibilizan cuestiones como la existencia en las empresas de políticas de diversidad que contemplen la no discriminación por razón de edad; la transparencia en la información de los empleados en función de la edad; las medidas concretas para evitar sesgos en los procesos de selección, contratación y promoción basados exclusivamente en la edad; las iniciativas y proyectos específicos para promover la salud y la seguridad laboral de sus empleados séniors, así como los resultados obtenidos, o la participación de los empleados desvinculados (prejubilados y jubilados) en actividades de formación interna, voluntariado corporativo o cobertura de ausencias.

Con respecto a los trabajadores, Delriu considera que también el trabajador tiene una responsabilidad en este tema, tenemos que cambiar de mentalidad. Según él, los trabajadores tenemos que aceptar que en un momento dado nuestra vida profesional también cambia, ser flexibles y aceptar nuevos retos, recualificarnos. Opina que de nada servirán regulaciones si no se trabaja de manera conjunta empleados, empresa y administración.

Y por parte de la administración, ¿que nos encontramos en esta línea? Plataformas como Observatorio Trabajo senior45, Generación Savia, Fundación Selectiva, nos van dando pistas de que cosas se pueden hacer. El Plan Reincorpora-T, del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social incluye algunas medidas dirigidas a mayores de 52 años. La orientación, la formación y la recualificación están presentes en programas como PIOME (Programa Integral de Orientación y Mejora de la Empleabilidad), dirigidos a paliar el desempleo de larga duración. O la oferta formativa de Certificados de Profesionalidad, que permiten acceder de forma gratuita a una cualificación profesional acorde al marco europeo de las profesiones.


No quiero acabar sin volver al principio, a las historias reales. Es el momento de deciros a quien pertenece la frase con la que empezaba, es de Luz Valdés. Su historia merece el prólogo del Informe Reflexiones sobre la discriminación del talento senior, elaborado por plus4.net 

Nos lo cuentan los presentadores del programa de La 2 de TVE “Aquí hay trabajo”:

“A primeros de noviembre de 2017, Luz vio en Aquí Hay Trabajo, el programa de La 2 de TVE que presentamos, una oferta de empleo para conductores de turismo de alta gama. Se informó de las condiciones que pedía la empresa y se inscribió en nuestra web para entrar en el proceso de selección. Cuando una semana después le citaron para una entrevista, Luz pensó: “bueno, voy y ya está”. No esperaba conseguir nada, pero al menos le habían llamado y eso le animó mucho. Llevaba 4 años sin trabajar. El paro le llevó a una depresión. Engordó 30 kilos y tocó fondo, pero decidió que “quería estar en el mundo laboral”. Así que se recompuso, intentó reciclarse, se inventó profesiones, como “voy a cocinar a tu casa”, escribió un blog… y nunca dejó de buscar ofertas de empleo y enviar currículums.



La entrevista en la empresa fue bien. Salió contenta, era la gasolina que necesitaba para seguir buscando. Pero no hizo falta. Cuando la empresa le comunicó que estaba CONTRATADA, no podía dejar de llorar. Luz tenía 64 años cuando firmó el contrato. Lloraba porque, como dice ella misma, que alguien le ofrezca un puesto de conductora a una persona de su edad –mujer para más inri- “es un milagro”.
Y acabo con un deseo para 2020, ojalá que más historias como la de Luz se vayan haciendo realidad y cada vez estemos más concienciados hacia este problema, que nos afecta como individuos y como sociedad.  


REFERENCIAS
Recuperando el talento invisible: Reflexiones sobre la discriminación del talento senior.  www.plus 40.net. Inmaculada Aragón, Jose Ignacio Casas, Juan Carlos Delrieu, Angela Gorostizu.
Fundación Compromiso y transparencia. Informe Carrera y talento senior. https://www.compromisoytransparencia.com/

FOTOS:
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