Autor: Carmen Manzanal Gómez. Orientadora Laboral en Oviedo (F.A.CC.)
La frase no es mía, es de una
luchadora ante la que no me cabe más que quitarme el sombrero, y que más
adelante os contaré quien es. Como orientadores laborales nos
encontramos en nuestro día a día con múltiples situaciones, algunas duras,
otras menos, pero todas humanas. Con ello contamos y para eso estamos, para
ofrecer apoyo, guía, información, etc . Somos un recurso y lo sabemos. Pero tal
vez sí hay una situación ante la que nos vemos un poco desarmados: las personas
mayores de 50 años que buscan empleo. Vienen a nosotros tras una vida laboral
llena de experiencias, con un bagaje enorme, ante el que no puedo menos que
asombrarme: cuanto talento en un trozo de papel! (que la mayoría de las veces
no cabe en un folio). Trayectorias impecables, personas superformadas, que han
asumido responsabilidades, que han dirigido equipos y formado a nuevos
empleados, que han cosechado logros para sus empresas, que después de perder
sus empleos han seguido buscando trabajo, formándose, están ahí, al otro lado
de la mesa.
Y lo cierto es que en un primer momento no sabes muy bien que hacer. Como ellos y ellas nos dicen “¡ pero quién me va a contratar con la edad que tengo!”
Son muchas las voces autorizadas
que en los últimos años están alertando sobre esta realidad. Lo vemos día a
día, entre las personas de nuestro entorno más cercano. Los EREs siempre
afectan a mayores de 45, las empresas son reacias a contratar a desempleados
senior. Este fenómeno tiene un nombre, se llama edadismo, y es la
discriminación por razones de edad. Fue Robert Butler, psiquiatra
estadounidense, quien definió el concepto allá por 1969, para referirse a
la discriminación de las personas por ser mayores. Desde entonces el
fenómeno ha ido 'in crescendo' extendiéndose a todos los
ámbitos de la sociedad, como una epidemia a la que atajar desde la
Empresa, las administraciones y los propios interesados.
Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS) el edadismo golpea
a los que van cumpliendo años, aunque "los trabajadores mayores no
necesariamente sean menos saludables, educados, capacitados o productivos que
sus colegas más jóvenes".
Según un informe de Infoempleo y
Adecco un parado de más de 45 años tarda de media más de dos años en encontrar
un puesto. También revela que más de la mitad de los desempleados (51,4%)
considera que no encuentra trabajo a causa a su edad. Por otro lado, Juan Carlos Delriu, economista
y director de estrategia y análisis de la Asociación Española de Banca (AEB), citando datos
del Centro de Investigaciones Sociológicas, asegura que en España, "el 42%
de los parados mayores de 50 años sufre discriminación laboral por razones
de edad, el mismo porcentaje que sufren las mujeres, en general, cuando se
enfrentan al mercado de trabajo español".
El sociólogo José Ignacio Casas,
coautor del libro 'Recuperando el Talento invisible', lo confirma y habla
de una "realidad" en la "que la mayoría de las empresas y las
consultoras de personal en España descartan de antemano a las personas por
encima de esa edad en sus procesos de selección."
Entre las causas, diversos
autores apuntan a los prejuicios que han calado en el mundo empresarial, pero
que sin embargo, no tienen evidencia científica, y paso a enumerar algunos de
ellos: considerar que tener una persona mayor de 50 años supone un coste mayor
para la empresa, o que tienen más dificultad para adaptarse a los cambios
tecnológicos, que les falta flexibilidad para reconvertirse profesionalmente, o
que formarles es menos útil porque su vida laboral es más corta. Es lo que
Javier M. Cavanna llama la cultura cortoplacista de las empresas. Según este
autor, se ha prescindido de trabajadores altamente cualificados para abordar
crisis coyunturales sin prever las consecuencias futuras que para las empresas
tiene esa pérdida de capital intelectual.
El mercado de trabajo también
tiene su parte. Según Casas, las ofertas de trabajo y la precariedad no ayudan.
En muchos casos sólo personas jóvenes que inician su vida laboral y sin
responsabilidades familiares pueden “permitirse” aceptar muchos de los empleos.
Y la pregunta que me hago y se
hace mucha gente es: ¿nos podemos permitir desperdiciar el talento de, se
estima, más de un millón de personas que atesoran experiencia, conocimiento,
compromiso y ganas de seguir creciendo?
Según Plus4 hace tres años
apenas se hablaba de discriminación por edad ni de todo el talento senior que
se estaba desperdiciando. Pero parece que algo está cambiando en nuestro mercado
laboral. Según Randstad, 2017 fue el año de la serie histórica en el que más
contratos indefinidos han firmado mayores de 45 años. Sin embargo, lo cierto es
que este tema sigue siendo marginal en la agenda de las empresas.
La siguiente pregunta es: ¿y qué
hacer?
Juan Carlos Delriu no cree que
el problema del #edadismo se resuelva con leyes o restricciones en la
edad de jubilación (como propone la OCDE), sino que en la solución tendrán que
participar todos los implicados: Trabajadores, Empresas y administraciones, pero,
sobre todo, se necesita "un cambio de mentalidad". Considera
que la solución no va a venir de una dimensión, sino de la unión de fuerzas en
una dirección.
Las empresas deben alinear su
conciencia en sus prácticas. Y ya empieza a haber experiencias en este sentido.
La Fundación Compromiso y Transparencia recoge en su informe Carrera y
talento senior la situación en las empresas del IBEX 35. Falta mucho por
hacer, pero se visibilizan cuestiones como la existencia en las empresas de
políticas de diversidad que contemplen la no discriminación por razón de edad;
la transparencia en la información de los empleados en función de la edad; las
medidas concretas para evitar sesgos en los procesos de selección, contratación
y promoción basados exclusivamente en la edad; las iniciativas y proyectos
específicos para promover la salud y la seguridad laboral de sus
empleados séniors, así como los resultados obtenidos, o la
participación de los empleados desvinculados (prejubilados y jubilados) en
actividades de formación interna, voluntariado corporativo o cobertura de
ausencias.
Con respecto a los trabajadores,
Delriu considera que también el trabajador tiene una responsabilidad en este
tema, tenemos que cambiar de mentalidad. Según él, los trabajadores tenemos
que aceptar que en un momento dado nuestra vida profesional también
cambia, ser flexibles y aceptar nuevos retos, recualificarnos. Opina que de
nada servirán regulaciones si no se trabaja de manera conjunta empleados,
empresa y administración.
Y por parte de la administración,
¿que nos encontramos en esta línea? Plataformas como Observatorio Trabajo
senior45, Generación Savia, Fundación Selectiva, nos van dando pistas de que
cosas se pueden hacer. El Plan Reincorpora-T, del Ministerio de Trabajo,
Migraciones y Seguridad Social incluye algunas medidas dirigidas a mayores de
52 años. La orientación, la formación y la recualificación están presentes en
programas como PIOME (Programa Integral de Orientación y Mejora de la
Empleabilidad), dirigidos a paliar el desempleo de larga duración. O la
oferta formativa de Certificados de Profesionalidad, que permiten
acceder de forma gratuita a una cualificación profesional acorde al marco
europeo de las profesiones.
No quiero acabar sin volver al
principio, a las historias reales. Es el momento de deciros a quien pertenece la
frase con la que empezaba, es de Luz Valdés. Su historia merece el prólogo del
Informe Reflexiones sobre la discriminación del talento senior, elaborado por plus4.net
Nos lo cuentan los
presentadores del programa de La 2 de TVE “Aquí hay trabajo”:
“A
primeros de noviembre de 2017, Luz vio en Aquí Hay Trabajo, el programa de La 2
de TVE que presentamos, una oferta de empleo para conductores de turismo de
alta gama. Se informó de las condiciones que pedía la empresa y se inscribió en nuestra web para entrar en el proceso de
selección. Cuando una semana después le citaron para una entrevista, Luz pensó:
“bueno, voy y ya está”. No esperaba conseguir nada, pero al menos le habían
llamado y eso le animó mucho. Llevaba 4 años sin trabajar. El paro le llevó a
una depresión. Engordó 30 kilos y tocó fondo, pero decidió que “quería estar en
el mundo laboral”. Así que se recompuso, intentó reciclarse, se inventó
profesiones, como “voy a cocinar a tu casa”, escribió un blog… y nunca dejó de buscar
ofertas de empleo y enviar currículums.
La
entrevista en la empresa fue bien. Salió contenta, era la gasolina que necesitaba
para seguir buscando. Pero no hizo falta. Cuando la empresa le comunicó que
estaba CONTRATADA, no podía dejar de llorar. Luz
tenía 64 años cuando firmó el contrato. Lloraba porque, como dice ella misma,
que alguien le ofrezca un puesto de conductora a una persona de su edad –mujer
para más inri- “es un milagro”.
Y
acabo con un deseo para 2020, ojalá que más historias como la de Luz se vayan
haciendo realidad y cada vez estemos más concienciados hacia este problema, que
nos afecta como individuos y como sociedad.
REFERENCIAS
Recuperando el talento invisible:
Reflexiones sobre la discriminación del talento senior. www.plus 40.net. Inmaculada Aragón, Jose
Ignacio Casas, Juan Carlos Delrieu, Angela Gorostizu.
Fundación Compromiso y
transparencia. Informe Carrera y talento senior. https://www.compromisoytransparencia.com/
Zoe Armenteros 30/04/2019 https://www.telecinco.es/informativos/economia/empleo-trabajadores-senior-parados-mayores-edadismo_0_2743650057.html
FOTOS:
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